St. Marys, 6 de diciembre de 2011
Hora: 18.24
Temp.: 0ºC, sensación térmica -4ºC
Hola
Nos vemos las caras otra vez... Sean todos bienvenidos nuevamente.
Me vi quejándome porque algunos de mis blogueros favoritos tienen un cojonal de tiempo que no postean un coño y adivinen que? Yo tampoco, que pena con ese señor!
Llegó diciembre y con él, llegó el frio (not really, estamos en uno de los inviernos mas calientes de la historia y el mas caliente de los últimos 18 años en Canadá, lo cual está muy mal... Gotta love the global warning, don´t ya?) y ese estado de ánimo melancólico que me invade a la misma velocidad que invadió el reggeaton las discotecas.
Estas últimas semanas he tenido tiempo de sobra aquí en St. Marys y no siempre lo uso para dormir. Meditando hace algún tiempo llegué a una conclusión... Yo soy de los que es capaz de dejar todo y a todos en pro de un sueño. Lo que no tenia en cuenta es que resulta que aquello de los sueños y dejarlo todo persiguiendo los sueños puede ser parecido a perseguir al horizonte. Nunca le llegas.
Ya me los imagino a ustedes preguntando... ¿Cómo es la vaina?
Cuando se te presenta una oportunidad, la posibilidad de alcanzar un sueño, debes saltarle encima. En eso no tengo dudas. Ahora, resulta que hay sueños que parecen espejismos, y al momento que le brincas encima, pierden ese atractivo que te hizo brincar en primer lugar. Y no es que la oportunidad sea menos buena. No. Eres tú el que cambia. Resulta que, un sueño en tus condiciones actuales, puede dejar de serlo cuando tus condiciones cambien, justamente a raíz de que te fuiste a perseguir ese sueño.
En mi caso, como ya les había contado en
Hay oportunidades en la vida..,yo me vine a St. Marys porque esta era una oportunidad única en la vida. Y lo es, lo fué. Pero ya no es mi oportunidad de oro, no porque haya cambiado la oferta (que si ha cambiado en forma y mucho, pero el fondo sigue siendo mas o menos el mismo) sino porque yo, estando aquí, con todo lo que supone estar lejos de mi hogar, ya no soy el mismo.
Por eso, y por muchas otras cosas que ya de una u otra manera les había ido dejando colar, me regreso a Kingston, en Enero. Por lo pronto, creo que aterrizaré a ser barista (preparando café) y si acaso Clark tiene algun puesto en el restaurant, pasaré a trabajar nuevamente con el.
Antes de eso, estamos contando los días para irnos en unas minivacaciones a California, gracias a una boda muy especial a la que fuimos invitados y por ninguna razón vamos a faltar. Y luego, un intensivo navideño-familiar que se perfila movidito y entretenido.
Bueno, se acabó... este fue cortico, no? Pero de eso se trata, a veces hay mucho que contar, a veces no, así es la vida.
Un beso y un abrazo,
Gian Carlo.